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COMO ANDAR POR FE

El teléfono no se conocía. No había lugar a donde él pudiera enviar su currículo vitae. El correo electrónico no existía. Para él, la Internet hubiera sido nada más que una constelación puesta en el firmamento por la mano de Dios, representando una promesa futura.

Por instinto él supo que la mirada desconcertada de su madre no lo haría cambiar de opinión, ni tampoco las preguntas que le hicieron su padres y los demás. Había decidido poner su vida y su futuro en las manos de Dios. No había nada más que decir.

¿Dónde iba a dormir? Él no lo sabía. ¿Cómo iba a mantener a Sara, su esposa? No tenía la menor idea. Sin embargo, en su corazón había una gran verdad: Dios tenía la respuesta para todas las preguntas de Abraham e iba a suplir todo lo que él necesitara.

Por la fe Abraham salió rumbo a una tierra que sólo Dios conocía. Él sabía que cuando llegara a su destino no habría nadie para recibirlo; no habría nadie que lo recibiría con un abrazo. Pero nada de eso importaba. Dios le había dicho: “Vete de tu tierra”, y Abraham se limitó a obedecerle. La voz de Dios le había hablado claramente a su corazón. Sin importarle la opinión de otros ni lo que le costara, Abraham emprendió la marcha.

Andar por fe implica mucho más que sentirse muy valiente. El deseo de obedecer al Señor, sin importar el sacrificio personal que eso represente, debe estar sobre todas las cosas. Es más, la obediencia es la piedra angular de la vida llena de fe. ¿Había Abraham comprendido cabalmente el plan de Dios? Lo más seguro es que no; pero sí sabía lo suficiente para darse cuenta de que el que estaba guiando sus pasos señoreaba sobre todas las cosas, y ese era motivo suficiente para seguir adelante por la fe.

¿Qué hace usted cuando está ante un desafío enorme? Proverbios 3:5-6 le insta a confiar en el Señor: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.

El primer requisito de la vida de fe es conocer personalmente al Señor Jesucristo. Si no tenemos una relación personal con Él no podremos conocer su voluntad para nosotros. Si se nos presenta una oportunidad, los que deseamos vivir por fe queremos estar seguros de que es Dios quien nos está guiando y no nuestros móviles egoístas.

Para andar por fe es necesario tener el deseo de agradar al Señor.

Dios tiene un propósito para toda situación que enfrentamos. Con Él no hay “casualidades”. Toda bendición que encontramos en el camino ha sido preparada por la mano poderosa de nuestro Padre celestial. Aún en los momentos de prueba y dolor Él está cumpliendo su propósito de una manera desconocida para nosotros, y de toda dificultad sacará esperanza y algo bueno para nosotros.

Dios en su misericordia y gracia nos abraza amorosamente; nos perdona y nos limpia de la mancha que el pecado ha dejado en nuestra vida (Isaías1:18). Luego nos prepara para bendecirnos no sólo materialmente, sino también espiritual y emocionalmente.

Usted podrá tener muchas riquezas materiales, pero estar en la bancarrota espiritual y emocional. Abraham no era un hombre pobre. Él fue alguien prominente en su pueblo. Dios le había dado la capacidad de ver más allá del desafío inmediato, hacia las bendiciones del futuro.

Hay dos cosas esenciales para la vida cuyo móvil es la fe. Primero, debemos creer que Dios existe. Segundo, debemos creer que Él va a cumplir lo que ha prometido. Hebreos 11:6 nos dice que “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.

Será tan natural como respirar. La fe es el aliento y la vida de nuestra relación con Dios Padre y su Hijo Jesucristo.

¿Le ha confiado usted al Señor su vida? Él comprende sus debilidades y su deseo de amarle. Aún cuando sienta que le ha fallado, Él está siempre dispuesto a recibirle y mostrarle su amor. La fe no es una meta que tenemos que alcanzar, sino que vendrá como resultado de nuestra relación personal con Cristo.

Parte de la voluntad de Dios para nuestra vida es que andemos por fe, no por vista. El apóstol Pedro describe la vida de fe como un “andar”. Como él supo lo que era vivir según el razonamiento humano, por eso pudo entender la libertad tan maravillosa que acompaña a la vida de fe en Cristo.

Debemos tener presente que la fe demostrada por los que se mencionan en Hebreos 11 fue una fe sin límites. Cada uno de ellos confío en Dios a pesar de que no llegaron a ver el resultado final de su fe. Vivieron por fe día tras día, y Dios les dio una recompensa eterna.

Dios llevó a Abraham a una tierra llena de promesas y bendiciones. Él hará lo mismo por usted si usted confía en Él y anda por fe.

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